En las últimas horas se conoció el fallecimiento de un gran maestro del periodismo, Antonio Caballero, quien a sus 76 años de edad murió en la ciudad de Bogotá por complicaciones en su salud.
Hoy el mundo del periodismo se enluta con la pérdida de este gran escritor, quien con su inteligencia y destreza llegó a escribir un sinfín de libros, investigaciones y artículos periodísticos que quedarán para la historia.
Entre sus dotes también se caracterizaba por ser un excelente historiador, crítico de la política y un columnista apasionado, donde plasma su sentir desde lo más profundo con una óptica que sólo él tenía el don de darle una interpretación que a muchos fascinaban.
De seguro su habilidad también la heredó de su padre Eduardo Caballero, quien también era escritor. Su madre fue doña Isabel Holguin. Su tatarabuelo fue el poeta José Eusebio Caro y su bisabuelo, el político y gramático Miguel Antonio Caro.
La historia da cuenta que Caballero nació en cuna privilegiada que le permitió una formación exquisita, al lado de sus hermanos, el gran artista Luis Caballero (1943-1995) y la también escritora Beatriz Caballero.
Entre las facetas de Caballero también se destaca su profesionalismo como caricaturista. Comenzó a hacerlas públicas desde 1963 en EL TIEMPO. Su inolvidable serie ‘Cartones’, que salió en este diario hasta 1974.
Entre sus empleos se destaca su trayectoria en algunos medios europeos, como la BBC de Londres y Cambio 16 de España. En 1974 entró en el proyecto de la revista ‘Alternativa’, cuya posición ideológica simpatizaba con la izquierda.
En la década de los años 80, colaboró con El Espectador y se vinculó después como columnista y caricaturista en la revista ‘Semana’.
Caballero deja una prolífica obra escrita que se movió con versatilidad por el periodismo, el ensayo, la historia, la caricatura y la literatura con su única novela ‘Sin remedio’ (1984), traducida a varios idiomas.
Entre otras de sus obras están ‘Occidente conquistó el mundo…’, ‘Historia de Colombia y sus oligarquías’, el libro infantil ‘Isabel en invierno’; la obra periodística ‘Quince años de mal agüero: 1981-1996, artículos de prensa’; ‘Paisaje con figuras: crónicas de arte y literatura’; y sin duda alguna los libros taurinos, nunca se cansó de defender a espada y capote su predilección por los toros y por eso escribió ‘Toro, toreros y público’ (1992), ‘A la sombra de la muerte’ (1994), ‘Los siete pilares de un torero’ (2003) y ‘Torero de sillón’ (2010).