No son calles, son lodazales los que circundan al estadio Dieciocho de Junio y las residencias vecinas, cuyos propietarios sufren desde hace dos semanas por la indolencia de una administración que parece poner oídos sordos a los angustiosos llamados de la comunidad.
«Ni la Secretaría de Infraestructura ni el alcalde Marcos Daniel Pineda se han dignado a buscar la solución al mal estado de nuestras calles, que afectan también a profesores y estudiantes de la Universidad Cooperativa y que nos tiene viviendo en una isla rodeada de fango», señaló una vecina del sector.
«No hay derecho», señaló, que sometan esta situación ignominiosa a quienes vivimos en este sector ubicado en la carrera 6 con calles 54 y 55, cuyos vecinos pagamos puntualmente el impuesto predial y supuestamente residimos en el norte de la ciudad».